Por Marco Gálvez Arriet
Si bien resulta difícil delimitar de modo diacrónico el nacimiento de lo que
actualmente es llamado literatura independiente, nos limitaremos a utilizar el término solo en función de las obras literarias creadas fuera de los círculos de literatura comercial y literatura intelectual, refiriéndonos a los textos literarios de autor. Es en este grupo doblemente marginado (por el mercado y el intelectualismo) donde se genera una heterogeneidad tan grande o mayor que la presente en los círculos mencionados, y que a su vez es la única que no se encuentra conglomerada en una gran elite. La no-elitización de la literatura independiente se debe a la inexistencia de una agrupación tal, o de la universalización de sus textos y autores.
La literatura independiente no es un espacio, sino que es lo que queda fuera de los verdaderos (reconocidos social e intelectualmente como tales) espacios literarios. Lo que sí puede llegar a formarse dentro de la literatura independiente son pequeños círculos cerrados de escritores,los cuales sí representan en cierto modo una elitización, pero no dirigida hacia la literatura independiente en general, sino solo a modo de identificación entre sus miembros.
A lo largo de las décadas pasadas, este funcionamiento de la literatura independiente en colectivos poseía su propia serie de problemáticas, a las que se le han sumado otras tantas en las últimas dos décadas, con la individualización de la literatura, del texto y de la creación literaria.
Con la llegada de el computador personal, y junto con él, el internet, fueron mejorados y ampliados de forma explosiva tanto los medios de creación de un texto, como la difusión de los mismos.
La aparición de este medio creativo/difusor se dio en los años en que la literatura
subversiva, popular e independiente, perdía su sentido social y político para individualizarse.
La llegada de los años noventa con una literatura alternativa (no-comercial) más experimental,individualista y des-socializada. Esta individualización de la literatura derivó en los dos grandes canales literarios del internet: las comunidades de escritores y el blogger. Las comunidades de escritores en línea son directas hijas de los círculos poéticos de los años 90 en Latinoamérica y en Chile: estos pseudo-colectivos, en lugar de generar literatura para difusión, escribían para ser leídos por sus propios miembros. El Blogger (refiriéndonos, claro, al blog meramente literario, que pública textos literarios), es hijo directo, a su vez, de la pérdida de la creación literaria para la sociedad. El blog se halla en la mediocridad exacta de no ser precisamente una libreta de anotaciones y poemas personales, pero que renuncia a ser un medio de difusión artísticoliteraria.
Y así como existe en la literatura independiente una exclusión de los círculos intelectuales y de mercado, un estado intermedio entre el texto público y el privado, también existe la individualización a la que buscamos referirnos: la mayor parte de la literatura indepediente no se mueve ya en aras de la sociedad en un sentido político, pero sí reniega de las elites literarias, hallándose en un limbo que no contribuye ni a las macro-sociedades literarias, pero tampoco con fines de contribución popular.
La pérdida de la identificación popular genera una controversia, pues podríamos
afirmar que se contrarrestó la politización de la literatura utilizada como arma de lucha en tiempos que anhelaban la democracia, multiplicándose las temáticas, que anteriormente se enfocaban idealmente a combatir el estado actual de la dictadura. Y no por esto desaparecieron los colectivos o discursos ideológicos, pero sí se segregó la escena, creando, dividiendo y multiplicando diversos colectivos literarios enfocados en distintos intereses de forma y contenido, generando muchas veces disputas entre ellos. Estas disputas sobre forma y contenido literario hizo que la literatura en Chile volviera a forjar una madurez perdida en la monotematización en tiempos de dictadura, a la vez que una rivalidad en las maneras de concebirse como tal, un ejemplo claro es la actual rivalidad entre los "beats" y los "novísmos", en el género poético contemporáneo.
La impresionante cantidad de recursos generadores de textos que trajo consigo la
aparición y masificación de la informática y el internet, en lugar de fortalecer la creación textual y literaria, se opaca ante el colapso numérico de textos, la falta de difusión real y la falta del público lector. Prima el canal por sobre el contenido, y a su vez.
Si bien la decadencia de la unión de colectivos literarios, basados en dilemas o
posturas sociales y culturales, perdió fuerza desde la caída de las dictaduras en Latinoamérica, fue causa del acceso libre a la web el que se haya dejado de lado en general el intento por mover algo, ese toque vanguardista-revolucionario presente siempre en la generación de textos literarios sin ayuda ni cercanía de los monopolios comerciales e intelectuales literarios.
La abundancia de canales para permitir escritores repentinamente mató al lector, quedando solo en la web de blogs y comunidades literarias; una gran cantidad de grupos escritores destinados a leerse entre sí. Esto ha generado una entropía en la evolución de los medios virtuales de producción de textos literarios, que sobreabundan, se actualizan a una velocidad que les hace pasar en pocos días u horas a estar prácticamente obsoletos.
Un problema surgido de esta virtualidad es la impresión de mundo paralelo que resulta de ella: la literatura y los textos generados de forma autónoma ya no se encuentran a diario, en medio de los problemas sociales y de las dificultades del día a día, sino que se debe acceder a este mundo virtual para encontrarse con un plano paralelo en el que encontramos la literatura de autor. Realizando una analogía entre literatura cerrada (comercial o intelectual) y literatura libre, o de autor (casera, independiente, propia), podemos ver que, antes de la llegada de internet, la literatura subversiva, luchando por tomar lugar y ser difundida en medio de conflictos sociales desfavorables para la libre expresión, se movía en un medio más “cercana a la cotidaneidad” que la literatura entregada por el mercado y el intelectualismo; en cierto modo, al parecerse a la literatura independiente, ocurría un acercamiento mayor con la realidad. Hoy en día, sin embargo, sin más enemigo que el mercado (ya que la difusión es fácil y libre por internet), la literatura de autor, los textos "caseros", forman parte más bien de una realidad virtual, que se aleja de lo cotidiano-colectivo de los lectores, dispersándose en múltiples campos y variables, lo desvincula muchas veces de su colectivo, por esto, el leer un blog, ya no representa hallarse más cerca de la realidad que al consumir textos literarios que circulen en el mercado.
No obstante, existen colectivos y proyectos generadores de instancias noindividualistas como lo son las publicaciones autogestionadas y el fanzine, las performance poéticas y ciertos encuentros "culturales". Es en estos espacios donde el rol de lector/espectador vuelve en cierto modo a tomar su lugar, y en el que no se genera un asilamiento entre los (generadores de) textos y el público que los leerá.
La identificación social-popular con el arte y expresión alternativos e independientes ha muerto. Y en su lugar, miles de pequeños mundos y sociedades ficticias aparecen cada minuto para perderse, desenfocadas. "Un artista es alguien que produce cosas que la gente no necesita tener pero que él, por alguna razón, piensa que sería una buena idea darles" afirmó Andy Warhol hace cuatro décadas. Hoy nos encontramos que el panorama parece ser igual, con la diferencia que, dejando de lado el arte (o literatura específicamente) comercial e intelectual, los "artistas" independientes producen cosas que ni siquiera van dirigidas a "la gente", sino más bien a ese plano ficticio que los absorbe y almacena lejos de su real difusión.
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